miércoles, 2 de septiembre de 2015

Historias de terror verdaderas


Historias de terror verdaderas


Hace aproximadamente 18 años trabe en una guarderia que se encuentra por la alameda, yo era escéptico y en ocaciones pasaba caminando por la banqueta una persona grande de edad que me platicaba que él trabajo ahí y que sucedian cosas extrañas, yo solo lo escuchaba pero por respeto a su edad no lo contradecia, me quedaba inclusive por las noches solo en ese lugar y no notaba nada anormal si no que, hasta que me sucedió. Fue el 21 de marzo de 1997.

Esa ocacion trabaje de día, pero no había servicio por ser festivo, entonces me encontraba solo cerca de las 6:00 de la tarde que comenze a checar que se encontrarán bien cerradas las llaves de gas y de agua y los calentadores estuvieran en buenas condiciones; les hago referencia que en la segunda planta se encontraban tres salas destinadas a lactantes comunicadas entre si por una puerta y en el exterior de las salas se encuentra un pasillo con cristales que dan al patio central, esto en la planta alta; cuando termino de revisar la planta alta y voy bajando las escaleras escucho a mi espalda un llanto de bebe, por lo que me detengo y creo que es alguna grabadora de las utilizaban para estimular a los bebes que se haya quedado encendida, por lo que regreso siguiendo el sonido del llanto y me guía hacia la primera sala, al abrir la puerta lo escucho en la segunda sala y continuo guiándome por el llanto cruzo la puerta que las comunica y el llanto parecía alejarse a la tercera sala y ya con un poco de miedo continuo buscando el sonido en la tercera y ultima sala y este parecía salir de un espejo que se encontraba en el ultimo muro de del edificio.


Fue entonces que me dio miedo y regrese a la planta baja tratando de distraerme tome un libro para leer mientras el llanto continuaba hasta que se dejo de escuchar, pero en vez de tranquilizarme me sentía mas tenso, y de repente vi rodar por las escaleras varias pelotas de plástico de las que utilizan para la estimulación temprana ennlos bebes al tiempo que se escuchaban las risas en la segunda planta, ahí fue que mejor decidi salirme hacia la calle de Manuel Jose Othon, yo no quise volver entrar hasta que llego la persona qué me relevaba en la vigilancia. Esta es la primera de varias anecdotas que me sucedieron en ese lugar.

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